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Cartagena y su vínculo con un Nobel llamado Gabo

Eugenia Mori. Periodista. Es colorida y conserva su arquitectura colonial, es calurosa y húmeda, caribeña y abrazada por una muralla construída para protegerse de los ataques de piratas franceses e ingleses, fue declarada en 1984 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Estos son algunos rasgos de Cartagena de Indias, Colombia, pero hay mucho más.

También es la ciudad universitaria atravesada por un momento de convulsión política por lo que se conoce como el Bogotazo (el asesinato del aspirante a candidato a presidente Jorge Eliecer Gaitán), que eligió en abril de 1948 un joven de 21 años nacido en Aracataca que solía vestirse con estrafalaria vestimenta  para radicarse allí seguir cursando la carrera de derecho. Hablamos de Gabriel García Márquez a quien el mundo un día conocería sencillamente como “Gabo”, o el fantástico escritor  y mejor exponente del realismo mágico latinoamericano. Fue allí además donde empezó a redactar sus primeras crónicas en el diario El Universal (foto), para poder costear con esos pocos ingresos sus estudios. Finalmente no sería la abogacía su destino (“me aburría a morir esa carrera”, dijo en cierta oportunidad) y el periodismo se manifiesta como una vocación tan fuerte en él como la literatura y crecerían en simultáneo.  Al periodismo lo definió como el “oficio más lindo del mundo” y en 1994 crea la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en Cartagena; dos años después publica Noticias de un secuestro, considerada un hito de la crónica periodística.

Más tarde el devenir de su carrera, su talento narrativo y el virtuosismo de escribiente lo llevarían a vivir en Bogotá, Ginebra, Roma, París, Caracas, Nueva York y México. En algunos de esos períodos pasa grandes penurias económicas pero como contracara ven la luz algunas de sus importantes novelas: El coronel no tiene quien le escriba (1961), La mala hora (1962). Luego de su regreso a sudamérica, más concretamente su paso por Venezuela derivarían en una gran novela sobre la dictadura: El otoño del Patriarca (1975). Y podemos seguir con un listado inmenso y riquísimo: Los funerales de la Mamá Grande (1962) , Cien años de soledad, la gran obra sobre un pueblo imaginario llamado Macondo y la familia Buendía, que tardó 18 meses en escribir y publicó en 1967 y  la que lo  ingresa definitivamente en la historia de la literatura universal. Desde ese año en adelante García Márquez publicó casi 40 obras más, entre escritos periodísticos, novelas y obras de teatro: El otoño del Patriarca (1975), El amor en los tiempos del cólera, inspirada en la historia de amor de sus padres (1985), El general en su laberinto (1989), su autobiografía Vivir para contarla (2002) y su ultima ficción Memoria de mis putas tristes (2004), entre otras. En 1982 recibe el premio Nobel de Literatura, al recibirlo dijo “en cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía”.

Volviendo a Cartagena o Ciudad Heroica como la proclamó Simón Bolívar, las referencias a Gabo se hacen inevitables: el diario donde trabajó, la casa donde vivió y que al día de hoy sigue en manos de la familia, un hotel boutique llamado Makondo (con K), puestos de libros usados que ofrecen las primeras ediciones de sus libros y además, como en una novela cíclica, desde mayo de este año, García Márquez regresó a esta tierra de corazón y alma amurallados: sus cenizas fueron depositadas en el Claustro de La Merced una construcción española de tiempos coloniales por decisión de su esposa Mercedes y sus hijos. Este ámbito hoy pertenece a la Universidad de Cartagena  y allí se pondrá  en marcha una agenda académica y cultural que contempla una Cátedra Gabriel García Márquez que estudiará toda la obra narrativa de ficción y no ficción del autor de Cien años de soledad.
La ciudad que logra la unión del gran narrador y su espacio, aquel que nos supo contar sobre pestes de insomnio, diluvios bíblicos, sueños premonitorios, apariciones sobrenaturales, plantaciones de bananos, amores que se demoran 53 años en concretarse, salicilatos para los dolores de los huesos en tiempo de lluvia, gotas de cornezuelo de centeno para los vahídos, belladona para el buen dormir. Gracias realismo mágico.

Agosto 2016


 
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