Por Eugenia Mori.- A escasas
horas de que el calendario sentencie la finalización de 2015, año de
elecciones, de transiciones, de devaluaciones, de acontecimientos que día a
día, hora tras hora van produciendo modificaciones políticas, económicas,
sociales, con una vorágine que nos impide siquiera llegar a analizar con
profundidad el impacto verdadero. Pero el balance, o al menos el ejercicio de
memoria en estas pocas líneas de hoy es para recuperar y destacar un tema que
precisamente en el transcurso del año (y con el incremento de desgraciados
sucesos), empezó a tener un fuerte tratamiento en los medios de comunicación, a
calar hondo en la sociedad y a incluirse en la agenda de políticas públicas: la
violencia de género.
La artista visual Kitty di
Bártolo junto a su colega Rosa Arena, montaron en los meses de septiembre y
octubre últimos la muestra “Blanca y radiante. Tradición, realidad y otras
calamidades” en el Teatro Argentino de La Plata. Allí se encargaron de plasmar
mediante un lenguaje visual de gran impacto que constó de quince instalaciones
de vestidos de novia intervenidos que actuaban como un disparador para
sumergirnos en el tema central que es la violencia de género en todas sus
manifestaciones, desde el abuso hasta los requerimientos de la moda. Para Di
Bártolo "Blanca y Radiante" fue una muestra donde trabajamos la
problemática, básicamente de las mujeres. Somos artistas nacidas en los
sesentas, educadas para los mandatos patriarcales, el vestido blanco y el
casamiento por iglesia, donde nos rodeaba mucha hipocresía. Hoy, gracias a los
grupos de mujeres que luchan por sus derechos, por la militancia feminista, por
un gobierno que las escuchó, por la visibilidad que se le ha dado a tantos
casos de sometimiento, podemos hablar de estas y otras cosas sin censuras.
Decir que el aborto clandestino es una realidad tremenda que habrá que
erradicar. Por ello, exponemos en nuestra mirada, de manera artística y sin
golpes bajos, la violencia, el femicidio, las crucifixiones de las religiones o
dogmas, abordamos el abuso infantil, etc”.
Todos recordamos como hecho
trascendente que el pasado 3 de junio se realizó en el Congreso y en infinidad
de plazas a lo largo y a lo ancho del país la marcha que se denominó #
NiUnaMenos donde se dieron a conocer cinco puntos que son los reclamos
principales para abordar la problemática 1- Elaboración de estadísticas
oficiales sobre violencia contra las mujeres y un índice de femicidios. 2 –
Creación de fueros regionales especializados en violencia contra las mujeres
con competencia en materia civil y penal. 3 – Reglamentación en su totalidad de
la Ley N° 26.485 y asignación de recursos. 4 – Incorporación de la temática
violencia contra las mujeres en todas las currículas educativas. 5 – Creación
de un Ministerio de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y varones.
Meses después sucedió una segunda
convocatoria realizada el 25 de noviembre último en coincidencia con la
celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer (instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre
de 1999), que además respondió a una de las conclusiones finales del Encuentro
de Mujeres que se realizó en octubre último en Mar del Plata. En las horas
previas a esta segunda marcha, se conoció el primer informe de la Corte Suprema
de Justicia: en 2014 hubo 225 mujeres muertas por hechos de violencia. Respecto a este año un estudio de la ONG Casa
del Encuentro indica que en los primeros 10 meses de 2015 hubo 233 femicidios
en Argentina. En tanto, desde la Defensoría del Pueblo bonaerense reclamaron la
urgente implementación de un plan integral contra la violencia de género. Según
los datos manejados por el Observatorio de Violencia de Género del Organismo,
en 2014 las denuncias por violencia familiar recibidas en las comisarías de la
Mujer y la familia ascendieron a 162.204 durante el 2014. Un promedio de 445
por día en toda la Provincia.
“Hay artistas que denuncian,
otros que concientizan, otros que reflejan, otros que trastocan, otros que
evocan, otros que gritan y otros que susurran. Y otros que simplemente "decoran".
Pero creo que siempre todo artista que se precie debe tener una impronta o
carga personal, lo que los hace únicos y verdaderos. Y tal vez, trascendentes”,
expresa Kitty Di Bártolo. La verdad es que los necesitamos, porque desconocemos
que pasará de aquí en adelante, detrás de números alarmantes hay tristes
historias de vida y muchas historias de muerte, que ajenas a los cambios de
color político piden por ser escuchadas desde hace muchísimo tiempo.