Por Marcela Milone.- La cámara de
televisión toma el preciso momento en el
que Daniel Scioli camina rápido por los pasillos de la facultad de Derecho. El
debate había terminado y una maraña de asesores y familiares caminan junto a
él.
En ese momento, el propio Daniel le hace un chiste a un
hombre que caminaba a su izquierda y ése gesto delató que para él, éste “enfrentamiento”
con Mauricio Macri no había salido tan mal como
algunos pensaban.
Imaginemos por un instante, tratar de explicar en una hora y
20 minutos que no sos el que creen que sos y que podés ser lo que nadie piensa que
puede llegar a ser.
Nada como la fantasía que ofrecen éstos momentos, dónde
miles de personas intentan interpretar que hay detrás de cada personaje público,
que secretos esconden que bondades tendrán en el futuro.
El gesto distendido de Scioli a su conocido que caminaba a
su izquierda me dejó pensando.
El gobernador tuvo
dos oportunidades para mostrarse diferente
a lo que es éste gobierno que se termina el 10 de diciembre.
La primera cuando Sergio Massa lo “invita” a participar de
la creación del Frente Renovador allá por mayo del 2013 e intentar apartarse
del kirchnerismo duro y puro.
L a segunda hace apenas unos meses. Después de las PASO debería haber detenido las lenguas largas de
Cristina, Aníbal, Feinmam, Hebe de Bonafini, Kiciloff, Zannini, intelectuales de Carta
Abierta etc. Pero no lo hizo.
Entonces, pasadas las oportunidades, sólo le queda esperar que la gente, abrumada por haberla sometido a casi
un año de campañas electorales, tome la última decisión del calendario: ya que
el no pudo, la gente lo hará.